Movimiento 8 y 9 de Junio – Presente en la Universidad Nacional Sede Medellín
!!!POR LA EDUCACIÓN NI UN PASO ATRÁS!!!
El camino del hombre no es producto de su destino. Nada en la vida es debido a la fortuna o al azar. Hay quienes se han quedado esperando el golpe de suerte que transforme su existencia mientras otros tomaron las armas, salieron de su letargo y pisaron fuerte para construir la historia; ese cúmulo de hechos significativos, transformadores, impactantes o sencillos y menospreciados, de los cuales la mayoría son espectadores indiferentes, victimas o simples transeúntes.
El sendero se forja al caminar. La humanidad se divide en aquellos que protagonizan la historia porque son capaces de enfrentar el combate decisivo y aquellos que en su envoltorio dulce y pegajoso, como el de los caramelos, sufren las consecuencias de lo que afuera sucede sin inmutarse por ello.
Esa historia, de la que todos hacemos parte, se presenta ante nosotros como un lienzo en blanco, como el papel sobre el cual se irán derramando las palabras del escritor desesperado que espera ser leído y recordado... Esa historia permanece latente, atenta y muda mientras espera la llegada del que quiera imaginarla, bosquejarla, escribirla y transformarla para luego plasmarla en el inmenso baúl que representa la memoria humana.
¿Qué es la historia sin hombres y mujeres que estén dispuestos a construirla y a padecerla?
¿Qué trascendencia tiene el permanecer inmóviles mientras otros se enfrentan y deciden?
La historia no merece nombres que se hagan grandes por sí solos, que crezcan como la espuma, sin bases ni fundamentos para luego desmoronarse. No merece personajes de fábula que maravillen con su apariencia, con palabras falsas y actos llenos de inconsciencia. Merece seres comprometidos, que no teman al anonimato, al desprecio ni al olvido; que pretendan ser perpetuados más por sus acciones y objetivos conquistados en pro de un colectivo que por las glorias que pudieran obtener para sí mismos.
Es así como se lucha, sin más interés que el de lograr una sociedad justa; donde el individualismo sea vencido para recuperar la humanidad que hemos perdido, para que el bienestar y el desarrollo no se queden en simples ilusiones y lleguen donde más se precisan.
No nos interesa que conozcan nuestros rostros porque pertenecemos a un pueblo donde ya no importa quien escriba la historia, donde lo único que importa es que la acción sea guiada por el socialismo y la ciencia, por el más intrínseco sentido de pertenencia, de solidaridad y de conciencia.
Reconocemos la capucha como el rostro del pueblo cuando está en la lucha, y hoy nuestro principal objetivo es legitimarla como símbolo de batalla popular, no como escondite, porque no somos delincuentes: velamos por la edificación de un mejor país desde la U, desde el conocimiento y la movilización organizada, expresando las inconformidades comunes.
Partiendo de este reconocimiento, hoy, pretendemos rendir homenaje a nuestras compañeras caídas: Paula y Magaly que en el 2005 perecieron tras las manifestaciones que se realizaron en la U de A en protesta contra la instalación del peaje social de Copacabana. Ellas se sumaron a la lucha y hoy son recordadas como mártires de una digna batalla que aún sigue librándose en cada nuevo proyecto que emprende la Universidad Publica antioqueña.
Ellas consideraron importante la defensa de los derechos de una comunidad vulnerada y oprimida haciendo suya la lucha de un pueblo entero. Pero no sólo ellas merecen ser homenajeadas, también merecen nuestro reconocimiento todos los compañeros que resultaron muertos, que fueron heridos, juzgados injustamente y obligados a callar porque tuvieron el valor de denunciar las injusticias a las que el pueblo estaba siendo sometido. A ellos todo nuestro respeto y admiración.
Por último nos interesa mostrar una cara diferente de lo que es el movimiento. No sólo el tropel y las confrontaciones son el medio para luchar y transmitir sueños e ideales. La ciencia, la palabra, la poesía, el pensamiento, la filosofía y la crítica social no pueden escaparse de las manos de quien construye, porque sólo con ellas se puede cimentar. Nuestro sueño de formar un frente unido no puede quedarse entre las mismas paredes, en el mismo método absurdo que sólo retrocede a las épocas más oscuras de una humanidad a la que le cuesta vislumbrar el futuro.
Integrar ideología y acción sin perder el norte se torna difícil, pero cuando la pelea es colectiva se hace más fácil tener presente objetivos universales, que rompen esquemas, que son agentes de cambio y transformación.
Gracias por hacer parte de nuestra lucha, por ser la comunidad estudiantil que ve nacer las grandes corrientes, que sufre, pelea y muta al compás de la intervención social...
Por un gobierno de nación, en democracia, soberanía, con paz y justicia social
Estudiantes a crear y consolidar…
EL PODER POPULAR!!!
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